sábado, 23 de febrero de 2013

La Alquimia y el Lenguaje Universal

 
 
Muchas veces nos hemos preguntado de donde vienen esas señales de la vida que nos producen tantas y tantas inquietudes, tantos y tantos sentimientos, tantas y tantas pasiones. Siempre ha sido un tema donde me ha gustado reflexionar, aunque nunca realmente había tenido conocimientos sobre ello. Estos días, tras emplear mi valioso tiempo en leer El Alquimista de Paulo Coelho, me he dado cuenta de que no se necesita ser un prodigio intelectual para conocer el lenguaje misterioso de la vida. La Alquimia, una ciencia desconocida para algunos y olvidada por otros, pero que recoge entre sus secretos los grandes conocimientos sobre las señales que nos guían hacia nuestra Historia Personal. Sin embargo, cualquiera tiene poder de Alquimista, si se propone llegar hasta el fondo de su compleja Historia Personal. Y es que cuando se quiere algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo. Con esta reflexión inicial solo quería homenajear brevemente al autor de esta maravillosa obra, estudiante de 10 años de la Alquimia y sin duda uno de mis escritores preferidos. Un sueño y un placer poder leer cualquier obra de Paulo Coelho, al que va dedicada esta humilde entrada.
 
Imposible no empezar a hablar en estas líneas de los sueños. Objetivos irreales ante los ojos de una cuerda mente terrenal, pero tan posibles en los indefensos corazones de los mortales. Por muy imposible que parezca, todo sueño es real. Todo sueño repetido nos indica la Historia Personal que debemos escribir. Bueno, mejor dicho, que debemos interpretar. Nuestra historia está escrita por la misma Mano, pero solo unos pocos sabemos interpretarla. Ese es el privilegiado lenguaje de la vida. Lenguaje Universal lo llaman, el que no requiere de palabras para ser interpretado. Un simple rayo de Sol, el vuelo de las aves, el movimiento del viento... Cualquier señal puede darnos el camino hacia nuestro objetivo que un día nació de nuestras almas eternas. La Alquimia, esa ciencia tan antigua como el Sol, es capaz de interpretar todo aquello que a nosotros nos parece tan simple y normal. Y es que cuando tenemos los grandes tesoros cerca de nosotros, nunca los reconocemos. Maldita soberbia la nuestra, que creemos saberlo todo cuando no conocemos absolutamente nada de lo que nos rodea. Es tan grande el Universo, tan inalterable e inmortal, que muchas veces me siento inútil y frágil ante el poder espiritual de nuestro alrededor.
 
 
Confieso que de solo leerme me paralizo al ver la locura que podemos llegar a tener los seres más reflexivos que existen en este enorme Universo. Pero, ¿acaso los sueños no son locuras? ¿acaso los sueños son normales? No, pero son la esencia de nuestra vida. Todos tienen un camino complejo por seguir. Algunos duran años, otros duran toda una vida y otros no los cumplimos por miedo a fracasar en el intento o por ser peores de lo que nosotros un día imaginamos. Se quedan en simples sueños. Pero creerme, que como afirmó el mismo Paulo Coelho, "solo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar". Puede haber millones de dificultades y de señales, que todas tendrán un motivo. No se trata de buscarles una respuesta, sino de superarlas y seguirlas. Cualquier tiempo presente empleado en responder preguntas eternas del pasado, desperdiciará los sueños del futuro. Así que todo queda por seguir hacia delante en el camino de la vida. Por las aguas revueltas del mar o por las áridas tierras del desierto, da igual cual sea la dificultad. Recordando siempre que "cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo".
 
 
 
Aunque en nuestro camino hacia el fin de nuestra Historia Personal, siempre habrá capítulos que nos marquen el devenir de nuestra obra. Personas que se cruzan de manera inexplicable en nuestros caminos, que parecían más solitarios que las aguas del Mar Muerto por la noche. Nada más lejos de la realidad, son cosas del destino. Señales de la vida y parte del Lenguaje Universal, como lo llaman los Alquimistas. Imposible no cruzarse con esa persona que nos guiará hasta el fin de nuestros sueños, como hizo Santiago con el célebre Alquimista. Aunque más imposible es no cruzar nuestras miradas con los ojos de la mayor doncella que el Sol haya visto jamás. El Amor siempre está presente en cada una de nuestras Historias Personales. En ocasiones, estas historias son puramente dicho amor. ¿Qué importan nuestros sueños si tenemos a la mayor princesa del mundo? Solamente pasando diez minutos con el amor de nuestra vida, estamos miles de horas pensando en ella. ¿Hay mayor tesoro que el beso de una doncella? Probablemente no. Pero no es el Amor quien nos impide seguir hasta el objetivo que un día soñamos, sino el miedo a sufrir sin él. Y es que es peor el miedo a sufrir que el propio sufrimiento. Pero todo gran Amor puede esperar, y toda gran doncella está dispuesta a rezar por su príncipe. Cosas del destino y señales de la vida que no nos pueden impedir parar.
 
 
 
Todo tiene un porvenir, y toda gran historia tiene un final, dicen los grandes escritores. Dicen que todas las personas tienen un mismo final, eso es mentira. Solo morimos una vez y debemos hacerlo con elegancia y dignidad. Pero antes de todo eso, debemos haber vivido todo lo que nuestro humilde corazón nos haya pedido. Cuando no haya más objetivos que cumplir, este se parará y no nos hará sufrir. Pero nunca nos dejará ir a los altares del cielo indignamente si le damos todo lo que necesita. No es fácil escuchar a nuestro corazón, pero si saber lo que nos pide: Vivir con orgullo y humildad, luchando por cualquier sueño que tengamos. Porque toda persona muere, pero no toda persona vive realmente. Vivir no es pasar como un testigo viendo como otros triunfan, sino triunfar pasando ante otros viendo de testigos, dejando una huella imborrable con nuestra ausencia. Así se llega al final de nuestra Historia Personal, donde tras mucho sufrimiento, tras muchos fracasos, nos damos cuenta que todo está en el inicio. El valor de lograr lo que nos proponemos está en el origen del mismo objetivo. Y lloramos. Lloramos de emoción, lloramos por pasión, lloramos por rendición. Lloramos al sentirnos tan indefensos, al sentir que nuestro cuerpo se queda arrodillado y frío ante los grandes retos de la vida. Solo podemos sonreirnos mientras lloramos. Entonces recordamos que hay alguien esperándonos mientras las aves vuelan y el Sol se marcha. Ese alguien es nuestra princesa, a quien nos deberemos el resto de nuestras vidas. Así son las señales de la vida, así es el Lenguaje Universal y así es la ciencia de la Alquimia: lo que nos demuestra que lo imposible siempre se puede hacer real.
 
 
PD: Como siempre al finalizar cada entrada, hago una reflexión final esperando que os haya gustado y que la comenteis. Como afirmé al principio de estas líneas a las que he empleado mi tiempo, quiero dedicarle estos párrafos a mi escritor preferido, el que me ha hecho ver otro ámbito de la vida de manera diferente, Paulo Coelho. Un tipo admirable, con numerosos galardones y grandiosas experiencias dignas de mención, y al que solo se le puede dar las gracias por ser mi referente en esto de la escritura. Seguro que miles de millones de personas piensan como yo. Va por ti, Paulo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario