domingo, 29 de septiembre de 2013

Una añorada vuelta


Dicen que todo en la vida vuelve, aunque los pesimistas cuentan que las segundas partes nunca fueron buenas. Vuelven las melancólicas tardes de domingo, la rutina que todo lo coarta, la lluvia otoñal que enfría la brillantez del Sol, la caída de las hojas que abandonan las copas de los árboles, la soledad y nostalgia del poeta. Y como todo tiene que regresar, ¿por qué no tú, querido blog, que abandonado a tu suerte te dejé, fruto de la decepción y el desengaño, de la penumbra y de un pozo en el que no encontraba salida? Has de saber que hay cosas que no cambian, los problemas seguirán siendo problemas y todos encontrarán diversas soluciones. Todos tenemos problemas, solo que no todos aprenden a convivir con ellos. Y me incluyo en ese grupo de personas que se han sentido superados por las adversidades. No siempre es la palabrería la arma más fiable para el hombre, aunque realmente nunca falla. Pero los hechos pesan más que las palabras, aunque son estas la que dan significado a los mismos. Ese viento frío que sopla en la ventana es quien se lleva el sentido de todo lo que un día afirmamos, eso no varía. Al fin y al cabo, el mundo en el que vivimos sigue siendo el mismo, querido blog. Ni siquiera los actores de esta película cambian sus papeles, para desesperación de algunos. Actores de pacotilla, que se autoproclaman héroes del pueblo cuando sus acciones no las vigila ni la mirada del Padre. 

Solo cambia el contexto de la película. Nada es como hace un mes, cuando te dejé prematuramente. Siempre es bueno abandonar para reinventarse y volver a adornar la vida de nuevo. Sin embargo, reconozco abiertamente que te dejé por pura frustración. Yo no quería, o quizá no sentía que era lo que deseaba. Pero fue lo mejor, paradójicamente. No me arrepiento de este tiempo sin ti pero, si volviese atrás no te hubiese dejado. En la vida uno ha de hacer lo que desea, y realmente en ese momento solo fue un arrebato de rabia. Pero tomé una decisión que buena o mala cambió el contexto de mi vida. Juntos vivimos el lado amargo del amor, el fracaso de un viaje tan deseado como frustrado. Demasiado influyente en mi estúpida marcha. Todo el que gana debe conocer la derrota primero, y no aprendí a asimilarlo. Hay más oportunidades que fracasos, pero estas tampoco se cuentan con más dedos que los de una mano. Quizá me faltaba madurez y experiencia, la que posee ahora un todavía novel chaval de catorce años como yo. No es cuestión de comerse la cabeza por lo que pudo ocurrir y no pasó, por lo que ocurrió y se perdió en el olvido. El caso es que pasé de mendigar como Orfeo por el desierto a conocer a la chica que me hizo enamorarme de nuevo. No puedo decir que no me había enamorado de verdad antes porque cierta doncella abulense me hizo perder la cabeza por un fuerte sentimiento, pero fue esa la experiencia definitiva que cambió el contexto de todo esto.


Todo, es lo que revolucionó una tarde de sábado el 14 de septiembre. Pasé de amar a ser amado, de sentirme vencido a ser el vencedor. Fue en Madrid, a orillas del Manzanares, en mi segunda casa. No creo en las casualidades del destino. Ese lugar posee un emocionante aroma para mí. Allí he reído, he llorado, he gritado, he sufrido en silencio, me he hundido del éxtasis al infierno, me he elevado al mayor de los cielos... Y algo me decía que allí debía encontrar mi amor ideal. Solo el tiempo sabrá si es otro espejismo pero lo cierto es que mi situación cambió. Los lamentos eran alegrías, los sollozos eran sonrisas y la soledad pasaba a las caricias. Pero la situación no cambia la vida, de hecho nada cambia este mundo. Los problemas siguen siendo problemas, siguen existiendo y nunca se marchan. Los pobres siguen siendo pobres y el desdichado sigue siendo desdichado. Y yo, humilde caballero desconfiado, idiota como pocos, amante como ninguno, mantuve y mantengo mis inquietudes. Las que un día me mataron como pretendiente y las mismas que me matan como presunto pretendido. Las que hacen que suspire por no perder esos ojos azulados como el mar que miraban mis labios con el mismo deseo que tengo yo a no perderla. Y es el miedo el que vuelve a coartar mi alma, el que me hace rememorar fantasmas del pasado que retumban en el presente.


Fantasmas que me han hecho cometer errores, que me han hecho que el temor en mi cuerpo vaya en aumento. Quizá el hecho de no haberme manejado en este contexto de la vida me esté llevando por una senda errónea. Nadie lo sabe, pero de las experiencias nuevas solo se puede aprender. Pero no quiero aprender solo. No quiero volver a ser traicionado, no quiero volver a sentirme solitario, no quiero volver a ser ese postre de un menú que ni siquiera leíste. Son aires de cambio, los que esa famosa balada de Scorpions resalta, los que me hacen desenvolverme en un camino de la vida inexplorado por mi corazón indefenso. Y es tal mi incertidumbre que siento que hago daño. No solo a mí sino a aquellas personas que sufren en silencio, que ni siquiera mencionan su nombre por miedo a ser rechazadas. Morir matando, qué sensación más dolorosa. Y mientras la distancia, aquella que te impide ver lo que deseas, te come de inquietud por no saber si el día de mañana volverás a caminar en la senda del Elisio. Solo, como Orfeo sin su musa inspiradora. Melancólicas, como las tardes de domingo, la rutina que todo lo coarta, la lluvia otoñal que enfría la brillantez del Sol, la caída de las hojas que abandonan las copas de los árboles, la soledad y nostalgia del poeta. Y como no, inmortal, fiel e inseparable como tú, querido blog. Que en una añorada vuelta nunca me volverás a dejar. Desafiemos nuestros miedos, traicionemos a nuestras inquietudes, mintamos al odio y los celos, y sonriamos juntos, a tu lado. Sea el contexto que sea, sea el lugar que sea. Volvamos a estar juntos de nuevo.


PD: Espero que me hayáis echado de menos por aquí, porque eso será señal de que hice las cosas bien en su día y queréis volverme a leer de nuevo. Y siento en el alma no haber podido volver antes. Pido perdón por ausentarme de esta manera, aunque lo necesitaba, nunca fue a favor de mi voluntad. Deseo que sea un regreso agradable para todos y que mi yo expresivo vuelva a gustaros y a favoreceros la lectura como siempre antes había logrado. Como siempre, me encanta que comentéis y reflexionéis para compartir vivencias juntos. Es un bendito placer. Recupero el blog con toda la ilusión del mundo. Gracias y un abrazo enorme =)