domingo, 3 de mayo de 2015

Como si fueras rock 'n' roll


¿Qué fue lo que me hizo escribir estas palabras? ¿Por qué decidí representar en estas letras las primeras notas de un pentagrama perdido en la eternidad? ¿Qué fuerza me hizo latir mi corazón con la vitalidad que nunca había sentido? Fue mirar a tus ojos y sentir un amor cohibido, moderado, escondido. Así describe Axl Rose su amarga lluvia de noviembre. Unas gotas ficticias, efímeras, a veces inexistentes, que borraron cualquier atisbo del recuerdo de la chica que formó el amor de su vida. Pero su mirada sigue tan latente como la tuya brillando con la camiseta de sus Guns 'n' Roses. Ellos también desaparecieron, pero ese solo de Slash todavía retumba en el eco de cada montaña perdida. Es el terremoto que hizo temblar mi piel al conocerte desde la distancia. Porque así eres tú. Reservada, paciente, contenida. Siempre encontré en tu sonrisa la metáfora de una obra maestra. Como si fueras la doncella que invoca David Gilmour en esos acordes que tanto te enamoran. Como si fueras rock 'n' roll.
 
Porque toda forma de arte tiene su germen. Y a veces, es más complejo inspirar que plasmar el objeto de inspiración. La música es el arte de las musas; la poesía, el arte de la palabra. Dicen que la fusión de los contrastes forman una perfecta paradoja. Unir la dulzura de tu voz y la sutileza de tu sonrisa con el heavy más puro de Metallica es, simplemente, una paradoja. Te hace completa, te hace perfecta. Como la dama de Robert Plant que compró la escalera hacia el cielo. Pero claro, somos humanos y tendemos al error. Aunque siempre te lo he dicho, que los defectos te hacen más auténtica, más humana. Ni siquiera Jimmy Hendrix supo ajustar bien los acordes de su guitarra la primera vez. Tampoco Bon Jovi nació siendo estrella. Antes tenía que servir de camarero a un tal Farrokh Bulsara, aquel que de niño era tan Bohemio como su Rapsodia.
 
Pero claro, también es de humanos infravalorar nuestras virtudes. Y tú, como no, tan humilde y tan tímida, tan tierna que conviertes la mayor simpleza en el mejor de los placeres, no podías ser la excepción. Y aunque realmente lo seas, no pretendes que sea así. Que si no eres para tanto, que si puedes decepcionar... Muchas veces siento que eres como el saxofón de Charlie Parker, una mezcla de blues y jazz. Pura improvisación. Y por muy diferente que sean los acordes, los sonidos, las notas, siempre terminan produciéndote la misma sensación de armonía y emoción. Me sobrecoge pensar que recorrer tus dedos con mi mano, que sentir tu piel en un eterno abrazo, puede producirme semejante sensación. Congelar mi presencia como las lágrimas de Eric Clapton y paralizarme al tenerte ante mis brazos. Como si fueras la dulce amiga que escuchaba el último canto de Johnny Cash. Como si fueras rock 'n' roll.
 
Ahora solo te pido que imagines el instante más bonito de tu infancia, y el sueño que más desees cumplir. Si tú también perteneces al club de soñadores de Lennon, estamos más cerca de lo que crees. Pero, ¿y si te digo que tú formas parte de esos sueños? Que probablemente al oírte hablar me sienta como Ulises al escuchar las sirenas, o al heavy de turno con 'Highway to Hell' en la radio y su Harley surcando las carreteras de la soledad. Como el viento que golpea en la brisa de cada mañana. Como si te convirtieras en la más bonita balada de Scorpions o Bryan Adams. O por qué no decirlo, en la calle más bonita de Filadelfia para Bruce Springsteen. A fin de cuentas, solo en 'Philly' reside el amor fraternal. Como si impregnaras ese sentimiento en mi alma cuál flecha cautivadora de Cupido. En definitiva, como si fueras rock 'n' roll. Así eres tú. La persona que se convirtió en la fuerza que palpita mi vida.