martes, 15 de enero de 2013

Una sonrisa, algo que el dinero no puede comprar

 

"La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz". Con este célebre proverbio escocés quiero comenzar a escribir mis primeros párrafos de este humilde blog en 2013. No quiero mostrar sentimientos de melancolía, pensamientos del pasado y sueños diluídos entre los mares de lágrimas derrochados en tiempos pretéritos. Me gustaría hablar de esa pequeña cosa que puede cambiar nuestra vida al verla, creando una imagen imborrable en nuestro sensible alma. Hablo de una sonrisa, algo que el dinero no puede comprar. De esta manera titulo mi nueva entrada, la primera de este año venidero, dedicada a todas aquellas personas que hoy no tienen el ánimo y la suerte de poder mostrar sus brillantes perlas de la boca ante el resplandor del Sol. Estos párrafos van para vosotros.
 
Es pesado y repetitivo hundirse en las penas de uno mismo, porque la vida es cuestión de improvisar y reinventarse. No es más perfecto quien más muestra sus cualidades, sino quien sabe utilizarlas mejor en cada circunstancia. Es hora de cambiar, de darle otro aire a nuestra vida. Cambiar es mejorar, y mejorar es sentir satisfacción por nosotros mismos. Solo así salen nuestran sonrisas. Cuestión de reinventarse, de ser impredecible y de ser capaz de sorprender a cualquiera. No solo te sacarás una sonrisa, sino que dejarás sonriendo a quien tienes delante. Y dos sonrisas duplican a una, las matemáticas en este caso nunca fallan. Olvidemos nuestras penas por un segundo y miremos nuestro espejo con una sonrisa, recordemos todos los momentos buenos que vivimos y pensemos en la felicidad que sintimos al experimentarlos.
 
La vida es cuestión de experiencias. Tengo 13 años, no he vivido muchas, pero las suficientes como para reinventar mis pensamientos. Yo también he tenido mis tristezas, he contado mis solitarias penas, he imaginado historias de desamor ingenuo, pero no sirve para nada. Cualquier pena no es un tiempo perdido en nuestra vida, sino una experiencia más de la que debemos aprender. Y siempre que se aprende, el tiempo está bien empleado. Uno echa la vista atrás cuando no hace mucho dramatizaba cada matiz y cada circunstancia la convertía en una lágrima inconsolable, y ahora recuerda esos tiempos con optimismo, pensando que nunca se volverán a cometer esos fallos del pasado que no deben romper nuestros sueños del futuro. "Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad", decía el sabio Sir Winston Churchill. Es un difícil paso, pero el optimismo es la forma de vida que fabrica sonrisas en nosotros y en nuestros seres queridos. Y solo sonriendo podemos mostrar nuestra verdadera belleza.
 
 
La belleza, aquel concepto tan abstracto como superficial, pero que en realidad se encuentra en el interior de cada uno de los corazones. Todos somos bellos, pero no todos somos capaces de mostrarlo ni de valorarla. Es tan relativa que no hay que obsesionarse por demostrarla a alguien en especial. Cada uno ve la belleza de forma diferente, y solo esa persona que aprecie esta maravillosa cualidad nuestra será nuestra media naranja. Todo llega y no hay que buscarlo, sino esperarlo con ilusión e intriga. Somos simples espectadores de nuestras vidas, esclavos de ella, y no podemos cambiar un guión preescrito. Lo único que podemos hacer es sentarnos, mostrar nuestras virtudes al máximo y no perdernos cada maravilloso detalle que acontece nuestra película de la que solo sabemos su trágico final. Es por ello que en una película no se miden los momentos de melancolía, sino las escenas de alegría del protagonista, ya que son más escasas y llaman más la atención. Nadie recuerda a quien llora sus penas bajo un abrigo que le resguarda del frío, sino a quien expresa su pasión en un acalorado beso bajo la lluvia con su chica ideal. Soñemos e intentemos comernos el mundo, recordar las penas que un día nos hicieron llorar y reirnos ante ellas. Solo entonces, nos habremos reinventado y solo entonces, nuestra enorme sonrisa será iluminada por los penetrantes y brillantes rayos de Sol que un día nos dieron la espalda. Y creerme, eso no hay dinero que lo compre.
 
 
 
PD: Espero que hayais disfrutado y tras estas sinceras líneas hayais logrado sacar una dulce y bella sonrisa de vuestras caras. El mundo se merece disfrutar de vuestras risas y no quiere llorar vuestras penas. Recordar que no hay nada más bonito que una dulce y tierna mirada unida a una bella y esbelta sonrisa. "El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse", porque todo algún día llega. Y en el momento que lleguen las alegrías, las esperaremos con una sonrisa =D
 
 
 
 
 
 
 
 

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