jueves, 24 de enero de 2013

Historias de amor: Eternas, esenciales e infinitas


"En toda historia de amor siempre hay algo que nos acerca a la eternidad y a la esencia de la vida, porque las historias de amor encierran en sí todos los secretos del mundo." Así definió Paulo Coelho las historias más bellas que cualquier escritor de cualquier época podría contar. Tan dulces como La Primavera de Antonio Vivaldi, tan trágicas como la historia de Romeo y Julieta, tan enigmáticas como cualquier jeroglífico egipcio... Así son las historias de amor, una maravillosa narración capaz de globalizar cualquier ámbito de la vida. Eternas como el tiempo e inolvidables para cualquier mente terrenal, así son estos cuentos maravillosos, más atractivos y valiosos que las fábulas de Esopo. Como si de una película se tratase, iré retrocediendo en el tiempo y recordando todos aquellos recuerdos indispensables en cualquier historia romántica.
 
Mientras escribo estas sentimentales palabras, el Sol empieza a ponerse por el horizonte y está dejando de alumbrar mi ventana. Cae la noche, bajo la cual nacen los sueños; tan imposibles hoy y tan reales mañana. Sin saber como ni por qué, tal vez por una simple estupidez para cualquier persona, la llama del amor se enciende en los ardientes corazones que transmiten sus sentimientos bajo una penetrante mirada. Ambos cuerpos se aman y se desean por un hecho inexplicable para los intelectuales de la ciencia, y así comienzan los grandes romances. Simples saludos tímidos con la mano que sueltan una sonrisa de aquella dulce princesa que ve como el chico de su vida le complace despidiéndole bajo la lluvia que comienza a desvanecer su presencia.
 
 
La lluvia, eterna compañera de la soledad pero creadora de los sueños más alocados de nuestras cuerdas cabezas. Quién no recuerda aquel beso de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en Casablanca o el de Ryan Gosling y Rachel McAdams en El Diario de Noah. Muchos direis que ambos besos fueron en una película pero, ¿qué es amor acaso? Algo de ficción en un mundo tan real que a veces nos aburre por su vida rutinaria. Amor es espontaniedad, es soñar con lo imposible, creer en lo irreal. Así lo relata cualquier chica que se va a su casa pensando sin parar en ese minuto inolvidable en el que se plantó, cara a cara, con la persona que cambiaría su vida. Ese solo es el inicio de la romántica narración de un maravilloso cuento de hadas. 
 
La noche llega, siempre tan tempranera, siempre tan deslumbrante con todas las estrellas del firmamento dando color y belleza al ennegrecido cielo. Pero la chica solo tiene pensamientos para el chico que día y noche no abandona su cabeza. Cada vez más y más cerca de él, y cada vez más y más enamorada de aquella persona perfecta que un día Bob Marley nos aseguró que cada ser humano tenía por el mundo. Llegan las conversaciones por el móvil, esas tardes enteras en las que una se preocupa únicamente en contestar todo lo que le dice aquel bello chico. Después de eso, empiezan las citas, los mimos, las caricias... Hasta que se produce el momento más encantador e inolvidable en la vida de cualquier enamorada persona. A cámara lenta, sintiendo como poco a poco los dos cuerpos se atraen hacia si mismos, ambos labios se juntan para plasmar la sensación más fantástica que un humano puede sentir jamás. Y es que un beso es la expresión más simbólica entre dos enamorados, algo que no requiere de palabras ni de sonidos para expresar en él todos los momentos de desesperación, de tristeza y de sufrimiento vividos hasta entonces. Los besos callan las palabras y son mucho más sinceros. No hacen tanto ruído, pero su eco se hace más duradero.
 
 
 
Muchos dicen que a partir de un beso nacen las grandes historias de amor de la humanidad, pero no lo comparto. Hay muchos, muchos secretos detrás de esos labios que plasman su romanticismo en un simple suspiro, en uno de esos momentos que te dejan sin aliento. Porque en el amor no todo es alegría, no todo es comedia, no todo es felicidad. Detrás hay muchas historias de melancolía, de sueños rotos por el camino que por diversas circunstancias nunca se pudieron cumplir. Solo un beso ayuda a olvidar aquellas penas que derrumban nuestros frágiles corazones día a día. Porque no hay nada tan doloroso como girar tu cuerpo hacia un lado de la cama y no sentir la piel de nadie; porque duele escuchar el silencio en tu solitaria habitación mientras observas la ventana y ves el beso de tus enamorados amigos. La soledad produce miedo y melancolía entre esas personas que no encuentran consuelo ni en los recuerdos ni en los sueños que algún día tuvieron. Pero creerme, el miedo no lleva a ningún éxito, y la melancolía solo te hunde en las profundidades del alcohol y el frío, que solo se pueden esconder bajo un viejo abrigo que oculte nuestras vergüenzas y arrepentimientos. Ser valiente no es ser exitoso, sino orgulloso. Y en este año 2013, me he propuesto que cambiemos esas caras tristes y esos sueños imposibles por sonrisas y objetivos del mañana que podamos hacer realidad. El amor como la vida tiene un guión escrito, solo debemos actuar de la mejor manera posible tal y como nuestra vida nos lo indique. Solo las mejores historias se recuerdan en los altares de la eternidad, como las novelas de Shakespeare o las obras de Vivaldi y Mozart.
 
PD: Espero que os haya gustado la entrada y como siempre, que os hayais identificado y emocionado con estas líneas. Disfruto mucho si consigo alegraros las tardes cuando leeis mis textos y me encantaría que una vez más lo haya conseguido. Ser felices y recordar que a todos les debemos una sonrisa, pero solo a una persona nuestro corazón.
 

 
 
 
 
 
 
 
 

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