lunes, 19 de mayo de 2014

El próximo 8, tumbado a tu lado



Querida Vicky: 

Amor es el sentimiento máximo que todos los humanos podemos llegar a sentir. Una bonita mezcla de locura y razón, de utopía y realidad, de lógica y paradoja. Incluso, por qué no decirlo, de alegría y tristeza. Disfrutar con el sufrimiento, temer sonriendo y ser feliz llorando. El antídoto de las flechas de Cupido no es más que la simple rareza de estar enamorado. Muchas veces me paro a pensar lo que me ha costado a llegar a ser amado, y lo bien que creía hacer las cosas. Cierto es que todo lo superficial atrae, pero las almas unen, las miradas conquistan paraísos y las sonrisas una eternidad. No era cuestión de belleza, ni siquiera de indicaciones. La vida, como cualquier camino, suele llevarte hacia un destino que ni siquiera conoces. Miedo a lo desconocido, lo llaman.


Y entre ese pavor de soledad apareciste tú, la protagonista de esta novela interminable. Apenas tengo un simple borrador, pero mientras las palabras se carguen de la inspiración que una musa como tú desprende, lo demás vendrá guiado por las señales de la naturaleza. Señales, como el viento que azota tu esbelto cabello. Como la lluvia que cae del cielo en forma de lágrimas que brotan de mis ojos cuando no te tienen. Como las olas del mar, ése que es tan inmenso como tu mirada, tan tierno como tus abrazos, tan dulce como los ríos que desembocan en él formando una curvatura perfecta en forma de sonrisa. En forma de labios, los que anhelo en cada amanecer y cada anochecer, en cada mañana y en cada ocaso.


Hay días que siempre determinan la vida de alguien, días en los que el aliento no es más que una simple palabra. Aliento, como el que te faltaba a ti en aquel mágico 14 de septiembre del 2013 a las puertas del cielo, del Vicente Calderón. Me abrazaste tan fuerte que no quise soltarte nunca. Solo en ese breve instante, rocé tus labios con los míos. Tú, a cambio, me esbozaste la brillantez de tus perlas. Y aquí nos hallamos, entre la soledad del que sabe que existe alguien que suspira por él, entre el temor a la distancia que superamos juntos cada día, entre la llama de un amor que parece no encontrar un final. Seguramente he cometido muchísimos errores, pero quizá nadie es consciente de la dureza que supone para mí tenerte lejos, echarte de menos. No hay peor sensación que sobrevolar por mi cabeza la posibilidad de levantarme un día sin poder mimarte con mis palabras.



Quizá no tenga mucho más que ofrecerte, pero sé que es todo lo que necesitas. Siempre te lo he dicho, mi mediocridad como persona no es comparable al amor que siento por ti. Un sentimiento que nadie podrá equipararlo. Recuerdo el día que paseamos juntos por el centro de Madrid, el único lugar terrenal que te eleva al cielo de la eternidad. Desde entonces, estoy seguro de que he encontrado mi sitio en esta inmensidad de universo, solo equiparable a tu venerable rostro. Cómo olvidar también el día en el que te ofrecí mi primer regalo, aquel oso tan enorme que solo mi ilusión por hacerte feliz lo podría igualar. Puede sonar algo precipitado, pero todo Romeo tiene su Julieta, todo escritor tiene su doncella, y tú eres mi inspiración divina. Son más de 8 meses a tu lado, y quiero recordarte que el próximo 8 que cumplamos será tumbado. Hasta el infinito, y más allá. Te amo, mi vida. Mi Vicky :)



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